El ciclo de Diego Martínez en Boca parece estar en su punto más bajo tras la derrota 1-0 ante Platense. La palabra que más suele usar el técnico para describir a su equipo es “intensidad”, sin embargo, fue precisamente eso lo que más le ha faltado a su plantel en los momentos críticos de la temporada. Los ejemplos más recientes se vieron contra Atlético Tucumán y Talleres, pero el colapso más notorio llegó en este partido ante Platense, donde el equipo no logró mostrar su mejor versión.
El conjunto xeneize ha tenido dificultades para mantener la regularidad a lo largo de 2024, mostrando destellos de buen juego, pero sin lograr sostener el nivel durante los 90 minutos. En este partido, los errores defensivos y la correcta planificación del cuerpo técnico rival, liderado por la dupla Gómez-Orsi, condenaron a Boca a una derrota que pudo haber sido más abultada de no ser por algunas intervenciones clave del arquero Sergio Romero.
El dominio de Boca fue efímero, apenas 10 minutos en el primer tiempo, cuando lo más peligroso que pudo generar fue un remate desde fuera del área de Equi Fernández, bien contenido por el arquero de Platense, Juan Pablo Cozzani. Antes de eso, Romero había salvado al equipo tras un cabezazo a quemarropa de Mateo Pellegrino, dejando en evidencia las falencias defensivas del equipo, especialmente de la dupla conformada por Cristian Lema y Marcos Rojo.
Rojo, quien no tuvo su mejor tarde, fue expulsado poco después de la media hora de juego por doble amarilla, dejando a Boca con un hombre menos. A partir de ese momento, la situación se complicó aún más para el equipo visitante. Diego Martínez intentó ajustar la defensa ingresando a Lautaro Di Lollo, sacrificando a Lucas Janson, el jugador más activo en ataque hasta ese momento.
La falta de respuestas del equipo de Boca fue evidente. Aunque el técnico ha mencionado en varias ocasiones la limitación de su plantel y la falta de variantes, lo cierto es que en este encuentro tuvo disponible a casi todos sus titulares habituales. A pesar de ello, el rendimiento fue muy pobre y Platense aprovechó la situación.
El segundo tiempo fue un calvario para Boca. Platense, con un planteamiento simple pero efectivo, presionó constantemente al equipo visitante. Con Pellegrino como referencia en ataque y Ronaldo Martínez generando peligro con su movilidad, Platense estuvo cerca del gol en varias ocasiones hasta que finalmente, tras un rebote, Pellegrino consiguió el tanto que definió el partido.
Martínez intentó buscar soluciones desde el banco, pero las opciones eran limitadas. Hizo ingresar a Frank Fabra con la esperanza de generar algo diferente, pero Boca, con un hombre menos y sin ideas claras, fue incapaz de hilvanar jugadas peligrosas en ataque.
A pesar de todo, Boca tuvo una última oportunidad de empatar. Un error defensivo de Platense dejó a Miguel Merentiel y Norberto Briasco en una posición favorable, pero Briasco no pudo superar al arquero Cozzani en el mano a mano, y la jugada terminó en nada, reflejando lo que fue el partido para Boca: frustración y falta de efectividad.
Esta derrota deja a Boca en una situación complicada, sin mostrar signos de mejora y con la sensación de que el equipo está lejos de poder competir al nivel que se espera de un club de su envergadura. Martínez tendrá mucho trabajo por delante si quiere revertir este mal momento